"BUENAS VILLAS, BUENA GENTE,
GENTE MALA"
Mala gente, al igual que buena gente hay en todas partes,
pero la mala gente forma parte también desgraciadamente y tienen un marcado
significado en los pueblos, donde la gente se afana por tramar maldades,
levantar infundíos, calumniar y manchar el buen nombre de las personas,
menoscabando su estima, y dignidad; pueblos bonitos pero cuanta envidia, rencor y maldad.
Durante nuestra triste guerra civil, esta deplorable
faceta de los pueblos, marco una tendencia trágica en la vida de los mismos, al
arrasar familias y bienes de aquellos de ambos bandos que sufrieron la inquina,
del rencor, la envidia y la maldad, de sus propios convecinos.
Las diferencias mas profundas se notan en aquellas que
marcan el status social, en los bienes y riqueza de algunos vecinos respecto a
otros, considerando inferiores a aquellos que tienen economías pobres
o recursos modestos, o que tienen un patrimonio humilde, y que sin
embargo tiene mas grandeza de miras, nobleza y dignidad, que muchos de los que
presumen de ser los ricos del pueblo.
Ante la superioridad intelectual de los humildes, la única
alternativa que les queda a los caciques es marginarles del entorno social que ellos
crean , en su pedestal de soberbia y vanidad. Por desgracia muchas veces la
clase humilde depende para su supervivencia de estos prepotentes que no solo se
dedican a mortificar a los desheredados de la tierra, sino a exigir de forma
solapada el antiguo derecho de pernada, como hasta hace muy poco ocurría en
Andalucía y Extremadura y que tristemente (aunque no salga a la luz pública)
sigue existiendo en la relación de patrón y empleada.
Antes achacábamos la maldad de las personas a la
simplísima forma de sociedad de los pueblos atrasados, sin embargo en estas
atrasadas aldeas existía un espíritu colectivista que rechazaba la propiedad
privada y aunaba esfuerzos mancomunadamente para el bien común, pero hoy ante
un mundo materialista, donde predomina la economía y la posesión de bienes como
seña de identidad de las personas, hemos caído en la competencia desleal y
deshonesta, generando en consecuencia, antagonismos y envidias, y así hoy si
alguien triunfa le damos parabienes por delante y puñaladas por detrás, y nos
atragantamos con el éxito de los demás.
Es preciso, pues, afirmar que la envidia no es ajena, ni
independiente de la magnitud de las desigualdades. Y así el que se ve obligado
a caminar a pie, odia y envidia al gran hombre que pasa a su lado en una
carroza de seis caballos mucho menos que el otro que también tiene carroza,
pero sólo de cuatro caballos”.
Y no podemos decir que se debe a la incultura o poca
formación de ciertas personas porque en la mayoría de los pueblos esta
demostrando que a pesar de integrarlo mucha gente culta, son ajenos a valores
que conforman la personalidad y presumiendo que son conocedores de la ciencia,
no lo son en conciencia, ni en moral, que se abandonan a si mismos de forma
ruin, para hablar mal de los demás, para esparcir escoria y maldad.
Es cierto que nadie es profeta en su tierra, pero una cosa
es la envidia por los éxitos de los demás y otra muy distinta, la maldad.
No es que toda la gente sea mala, siempre hay excepciones,
pero la tendencia general, el entretenimiento natural es criticar a los demás.
También la puñalada trapera es la que te hace tu amiga, a
pesar de habértelo jurado,
va y cuelga la foto de la juerga de tu cumpleaños en el Tuenti; tú
apareces hecha un adefesio pero ella aparece extrañamente regia..
cuando se lo recriminas te dice.... "Si la foto es divertidísima,
refleja tanto lo bien que lo hemos pasado"...
pero tú claramente no le ves la gracia, y piensas en lo buena y lo mala que
puede ser la gente y cuanta hipocresía, o es la que te hace tu mejor amiga
cuando te convence que estás ideal y no tienes ninguna tripa y te deja comprar
ese vestido estampado que hace que parezcas una mesa camilla adornada con un
jarrón de gardenias, por poner un ejemplo... cuando horrorizada ves las
fotos del día de auto, la llamas escandalizada por no haberte impedido
presentarte de esa guisa, te dice: "pero tenías tanta ganas de
este vestido que preferí no quitarte el entusiasmo"...
Un día
alguien me dijo: no te fíes de la gente de los pueblos y yo me reí, hoy me he dado
cuenta, hay mucha gente buena pero la mayoría son asquerosamente malos, y no
solo es mi opinión sino que ésta es generalizada.
Así podemos afirmar que el mayor pecado de los pueblos es
la envidia y esta hace que surjan resentimientos y odios, que muchas veces
terminan en gestos y acciones que solo causan pesar y sufrimiento y esta
envidia ha transformado un pueblo humilde, noble y sincero en lo que es hoy, un
pueblo de gente de mala calaña
Gente sin escrúpulos, manipuladoras, mentirosas.
Individuos a los que no les importa calumniar, difamar, injuriar. Seres que
utilizan sus fétidos pensamientos trufados de odio para destrozar a una persona
y de paso si podemos también a su familia.
Gentes a las que considerabas amigos y les cuentas que
conociste a una pediatra, y ellos difunden a los demás que estás en tratamiento
con el psiquiatra. Gente que si puede te amarga la existencia. Así se dibuja la
semblanza de un pueblo.
Pueblos donde abundan los personajillos de baja estofa que
se creen ombligo del mundo y no llegan ni a culo de aldea.
Pero los que realmente son odiosos son aquellos que van de
listillos, bachilleres pedantes y engreídos que su entretenimiento favorito es
mortificar cruelmente a los demás prescindiendo de valores y virtudes morales.
Ignorantes malintencionados a los que habría que
recordarles que hace setenta años, por insidias parecidas a las suyas, cobardes
y anónimas, a muchos inocentes los arrojaron a un pozo, los recubrieron de cal
viva o les dieron el paseíllo. Afortunadamente vivimos en otros tiempos, pero
los comportamientos infames son idénticos.
Hace un tiempo en cierto libro de visitas de una pagina
Web, pude comprobar que todos estos vicios y virtudes quedaban fielmente
reflejados evocadores de un peculiar comportamiento, manera de ser y pensar de
los habitantes de un pueblo que dejaron plasmados en el mismo su semblanza, sus
pensamientos y sus costumbres (reflejando muchos de ellos su soberbia, vanidad,
ruindad, vileza y maldad) y como dijo su “altruista” administrador, para vergüenza
de unos ( penando por sus pecados) y “regocijo” de otros ( los que se alegran
con el mal ajeno).
Sin embargo también quiero expresar mis mejores deseos a
esa buena gente que queda en todos los pueblos, gente honesta, con arraigados
principios, de nobleza y de lealtad inquebrantables, donde la palabra tiene
valor y cuya humanidad esta por encima de cualquier egoísmo o maldad.
fenix