.

martes, octubre 07, 2014

LAS TARJETAS DE LA VERGUENZA


URGE UNA REGENERACIÓN TOTAL DEL SISTEMA POLÍTICO Y DE LA POLÍTICA, SI QUEREMOS TENER UN FUTURO DE PROGRESO Y PAZ.

Parece que no hay un solo día que no despertemos con un nuevo caso de corrupción en las élites económicas y políticas de este país, evidenciando un estado de podredumbre total, con una ausencia de valores que asombra, donde una avaricia sin límites lleva a esa élite a enriquecerse ilícitamente a costa de las clases más humildes de la sociedad, que por ende son los que más trabajan para que esta pandilla, esta casta de sinvergüenzas no tenga reparo alguno en esquilmar a los más desfavorecidos de la diosa fortuna.

Una sensación de nausea y profundo asco va extendiéndose por toda España ante los últimos casos de corrupción y despilfarro que vamos conociendo, ante estos abusos e injusticias que con total impunidad se están produciendo en nuestra querida España., donde por desgracia los buitres  carroñeros, emprenderán el vuelo una vez más, sin mirar ni abajo ni atrás.

La indignación crece hasta límites insoportables cuando vemos que muchos de ellos, mientras se llevaban el dinero sin vergüenza alguna, engañaban y esquilmaban a sabiendas a tenor de los correos publicados, a humildes jubilados y ahorradores con un producto tóxico, como las preferentes, pero hay algo todavía más triste y que hace insoportable de tolerar y es que una vez mas estos hechos repugnantes, obscenos, deshonestos y delictivos queden impunes y los responsables  se rían y mofen del resto de los humanos, asumiendo esa desvergonzada forma de actuar y de ser como algo cotidiano y normal entre ellos, como si de señores feudales se tratara a la hora de comportase con sus vasallos.

Que Blesa, Rato y otros afines, sigan pavoneándose y en libertad, mientras el juez Elpidio Silva es condenado y expulsado de la carrera judicial, como lo fue en su día el Juez Garzón, es de bochorno y desvergüenza absoluta, que causa enorme indignación y rechazo, e indica el grado de podredumbre en el que está inmersa nuestra élite política y económica del país.

Estamos inmersos de nuevo en la España de la tortilla y la pandereta, la España de la picaresca, la España del señorito, del político corrupto, la España del trinque y el fraude, de políticos intrigantes, mercaderes sin escrúpulos y sin vergüenza, la España de la fantasía y de la mentira, la España triste y barroca donde se enseñorean la pobreza y la riqueza, los señores y los siervos, las abismales diferencias diferencias sociales, los odios y antagonismos viscerales, la España donde da igual ser pícaro que honrado, inmoral que virtuoso, ignorante que sabio, fiel o traidor, generoso que estafador, trabajador o ladrón.

Un país  donde se estima mas al que vive de los otros, que al que trabaja noche y día, al que roba y esta fuera de la ley, que al que ayuda a la justicia y no duda en sancionar, la España barroca del revuelto, del odio, de la envidia y la ojeriza, de la inquina, del acoso y el abuso, donde la franqueza es grosería y la buena fe candidez, un país donde ha vuelto el derecho de pernada, si en algo estimas tu jornal, y tu soldada, un país donde la democracia solo es un remedo del estado capitalista, donde la libertad de mercado se ha convertido en un neoliberalismo avasallador donde el poder del dinero, corrompe, especula, vende, trafica, envilece, explota y establece la política social que a su soberbia le apetece, donde se  arrincona la virtud y  la inteligencia y se premia el vicio, la fuerza bruta y la malicia.

Y es una inicua injusticia y de una crueldad extrema, que miles de criaturas, carezcan de lo mas básico, sujetos a toda clase de privaciones, sumidos muchos de ellos en la ignorancia o empujados por hambre a los delitos, en  tanto miles de egoístas acaudalados, embrutecidos por la ambición y la codicia, arrojen puñados de oro en el fango del lujo y de los vicios mas desenfrenados, en caprichos extravagantes y groseros placeres, que configuran el miserable carácter que les hace pasar del tedio al rencor, del aburrimiento a la venganza, de la lascivia a la impiedad, de la ingratitud a la mentira y de la vanidad a la soberbia y crueldad, eso si, siempre viviendo a costa de los demás.


Los ciudadanos pedimos a nuestros gobernantes que de una vez por todas, hagan un acto de contrición, de honradez y sinceridad, y se plieguen a una realidad, donde puedan asentar sus pies para edificar una sociedad justa y en paz, y que los españoles de alta cuna tomen nota también en plena crisis enfebrecida por la dura realidad en que se ha convertido nuestro país con una pobreza severa que afecta a millones de familias, con casi 6 millones de parados, con cientos de miles de desahuciados, pongan coto y final a una corrupción sin límites, y al despilfarro de las administraciones públicas, que permita vislumbrar un futuro de esperanza donde una regeneración de la democracia y la política, genere una justicia social acorde con las necesidades, derechos y deberes de los ciudadanos que permita disminuir tanta penuria, tanto hastío, tanta indignación y desilusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario